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A Ferma no le termina de convencer la propuesta de la Comisión Europea en torno a la Directiva de Diligencia Debida sobre la Sostenibilidad Corporativa (CSDD, en sus siglas inglesas).

Por un lado, reconoce la importancia de "inculcar la sostenibilidad a largo plazo en el gobierno corporativo" a través de esta futura Directiva. En opinión de Ferma, "una cultura corporativa que adopte la gestión de riesgos empresariales es un factor fundamental". Pero, por otro lado, advierte de que esta propuesta de la Comisión Europea contiene alguna que otra deficiencia.

Una de ellas es que, desde el punto de vista de Ferma, "aplicar el proceso de diligencia debida en la cadena de valor" conllevará una serie de "dificultades prácticas". Y otra es que identifica "inciertas implicaciones relacionadas con la dimensión de la RC".

Para solucionar estas adversidades, Ferma sugiere que "el enfoque de las obligaciones de diligencia debida se base más en el riesgo y se centre en los proveedores directos". Explica que "esto podría hacerse a través de un 'proceso en cascada' en el que cada empresa obligase -mediante un acuerdo contractual por ejemplo- a sus proveedores directos a aplicar el mismo proceso de diligencia debida".  

En cuanto a la RC, Ferma muestra su preocupación debido a que "falta una definición clara de los daños". Asimismo, considera que "el margen que se deja a los Estados miembros para elaborar el marco de responsabilidad puede causar incertidumbres y crear un terreno de juego desigual para las empresas".

Como conclusión, Ferma pide a la Comisión Europea que elabore un marco mínimo armonizado con el fin de minimizar las lagunas en los Estados miembros de la UE y ser más claros en cuanto a la noción del daño.

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