Los avances tecnológicos habrían evitado el 22% de las muertes en carretera

El director general de Fundación Línea Directa, Francisco Valencia, ha presentado en Madrid el estudio ‘Los sistemas tecnológicos avanzados para la prevención de accidentes de tráfico’, realizado en colaboración con el Centro Zaragoza; un informe elaborado ante la constatación de que en el 95% de los accidentes de tráfico está presente el factor humano, y el 40% de ellos se debe a una distracción del conductor; mientras que existe un gran desconocimiento sobre estos sistemas de prevención entre los conductores.

La principal conclusión es que estos sistemas avanzados de prevención de accidentes de tráfico salvan vidas. En concreto, basándose en las estadísticas de 2012 de la DGT, si se hubieran utilizado hubieran salvado 420 vidas, el 22% de los fallecidos, y habría habido 31.064 menos heridos leves, el 29,5% menos, y 2.371 menos heridos graves, el 23%: los accidentes con víctimas se habrían reducido un 27,5%. Frente a estos datos, según una encuesta realizada por Fundación Línea Directa, el 96% de los conductores no conoce los sistemas por sus siglas; sólo están implantados en el 2% del parque de coches de España; y a la hora de comprar un vehículo es el tercer criterio que se tiene en cuenta, por detrás del precio y el consumo de carburante, en parte por efecto de la crisis.

¿Tecnología obligatoria?

Otra conclusión que se desprende de la encuesta es que el 90% de los consultados cree que esta tecnología debería ser obligatoria. En este sentido, Francisco Valencia, ha recordado que el sistema de ayuda al mantenimiento de carril (LKA) tiene muchos visos de convertirse en obligatorio en la UE a partir de 2016.

Respecto a su influencia a la hora de contratar un seguro, el director general de Fundación Línea Directa explica que de las muchas variables que se utilizan en la tarificación se encuentran la marca y modelo del vehículo, “por lo que implícitamente se tiene en cuenta”.

En concreto, han sido 4 los sistemas analizados: el frenado de emergencia autónomo (AEB), que podría haber reducido los accidentes con víctimas un 19%; la ayuda al mantenimiento de carril (LKA), que de aplicarse habría logrado evitar un 6% de las muertes; la detección de fatiga (DDD), que las habría reducido en un 5%; y la monitorización de ángulos muertos (BSM), cuyo uso habría logrado un descenso de los accidentes con víctimas del 3%.

El estudio también incide en el hecho de que estos sistemas son cada vez más asequibles y que se trata de una tecnología que ya no es patrimonio exclusivo de vehículos de alta gama.