Los expertos piden un marco legal estable e incentivos fiscales para Vida-Riesgo

 Ayer se presentaron en Madrid las conclusiones del Libro Blanco sobre ‘La protección familiar en España y el seguro de Vida’, estudio elaborado por Análisis e Investigación y la Universidad Rey Juan Carlos con el patrocinio de Banco Santander. Jose María Sansegundo, director de Análisis e Investigación, destacó el hecho de que, según se desprende del estudio, sólo un 11,8% de los encuestados sugiere espontáneamente el seguro de Vida como fórmula de protección familiar. El 42% afirma tener algún tipo de seguro de Vida: el 16,7% vinculado a una hipoteca y el 25,3% ‘open market’ (sin vincular a ningún producto financiero).

El poco desarrollo del seguro de Vida-Riesgo es consecuencia de varios factores. Entre ellos, la imagen del sector, que no es especialmente positiva; la falta de especialización en los canales de venta; y la muchas veces poca claridad del lenguaje de los contratos. Entre los factores externos destaca la reducción de la renta per cápita, y la cobertura de la Seguridad Social y las prestaciones públicas.

Ante esta situación los expertos consultados para la elaboración de la Guía han planteado una serie de recomendaciones que permitan avanzar en el desarrollo de estos productos. Lo primero que piden es un marco legislativo estable con incentivos fiscales. También reivindican impulsar la concienciación de los ciudadanos sobre el nivel real de protección de las familias en caso de muerte o invalidez de los proveedores económicos de la familia.

Deberes para las aseguradoras

A las aseguradoras también les ponen deberes. Entre ellos, deben desarrollar productos de Vida-Riesgo claros y fáciles de entender; tienen que potenciar la oferta y la comercialización diferenciada de los seguros, poniendo en el centro de las estrategias de marketing las necesidades de los consumidores de forma segmentada; las pólizas deben adecuarse a economías familiares más bajas; los comercializadores deben asesorar y recuperar la confianza de los clientes mediante un ejercicio de transparencia en el proceso de contratación.

Además, consideran necesario clarificar la denominación de estos seguros respecto a otros, tanto de Vida (Ahorro) como de No Vida (Accidentes). En este sentido recomiendan incorporar en la arquitectura del nombre el concepto de protección familiar. También piden que se potencie la implantación del Registro de Seguros de Vida y mejorar el sistema de arbitraje extrajudicial para resolver los conflictos que puedan surgir entre los usuarios y las compañías, lo que ayudaría a potenciar la confianza de los ciudadanos en los seguros, en general, y en los de Vida en particular.