La última propuesta conocida que analizan los responsables de la Generalitat consiste en dividir la estructura sanitaria pública en Cataluña bajo su gestión, que incluye ocho grandes hospitales, 286 centros de salud y cerca de un centenar de otros equipamientos. Todo ello quedaría en manos de sólo veinte empresas públicas, sometidas a las reglas del mercado, informa El País. Con ello trata de flexibilizar la gestión y que las nuevas empresas logren beneficios, para lo que se daría entrada al capital privado y se incentivaría a los trabajadores sean empresarios del sector.

Los ciudadanos seguirían recibiendo la misma atención que hasta ahora y no percibirían el impacto del cambio, al menos es lo que espera la Generalitat, aunque una de las consecuencias podría ser un cambio del modelo del actual Instituto Catalán de la Salud (ICS). Éste podría colocarse al frente del holding que controle las veinte nuevas empresas encargadas de la gestión. Todo ello se encuentra en un documento en el que se recoge que antes de acometer esos cambios se pondría en marcha una prueba piloto y un plan de comunicación.