“La gestión del mediador, fundamental para determinar el coste de capital de las entidades”

Purificación Álvarez, colaboradora técnica de AREA XXI, cree que la Mediación no escapa a los cambios normativos de los últimos años, “por el contrario cuenta con una detallada y exigente regulación, desde la IMD II, actualmente en análisis, hasta las relacionadas con seguros de inversión (PPIM, PRIPS) y la MiFID II que da importancia a los conflictos de interés. Asimismo, Solvencia II incorpora obligaciones cualitativas a las aseguradoras, que impactarán en sus canales de distribución. La gestión del mediador puede resultar fundamental para determinar el coste de capital para la compañía, repercutiendo.

En su opinión, repercute en los siguientes riesgos:

 
· Calidad del Dato, enmarcado en Riesgo Operacional, donde las aseguradoras tendrán que probar que “tienen información de calidad en circulación a través de proveedores externos”.

·
Diversificación en Productos, como Riesgo Técnico, que redundará en un importante ahorro de capital, en contra de las carteras reducidas, menos diversificadas y con mayor riesgo. También un adecuado análisis del riesgo, reforzando conceptos como el análisis objetivo, la regulación de los comparadores on-line o la consolidación de la figura del auxiliar asesor.

· Solvencia II también regula el
riesgo reputacional, que puede verse afectado por el tipo de canal de distribución, de lo que podrían derivarse diferentes cálculos de los capitales de solvencia para las aseguradoras.

Por todo ello, el futuro próximo demanda la definitiva profesionalización, especialización y consecuente
concentración de sectores como agentes o corredurías. La realidad del sector asegurador español muestra una situación de atomización no sólo en lo que respecta a la actividad aseguradora sino también a la actividad de mediación, donde los grandes grupos dominan el mercado. En este sentido y para entidades de tamaño medio y pequeño cabría instrumentar algún tipo de “mecanismo defensivo” a fin de poder compensar la diferencia de tamaño, aprovechando una mayor agilidad y expertise de cada entidad, agrupando diferentes actividades conforme a las necesidades específicas de cada entidad a efectos de desarrollar sinergias y eventuales “economías de escalas”.