No dé al auxiliar asesor ni mesa, ni silla, ni ordenador, ni teléfono, ni horario fijo…

Corredores y corredurías no deben facilitar a los auxiliares asesores ni un espacio en sus oficinas, ni material, ni ordenador, ni deben fijarle un horario, ni deben crear con ellos relaciones de dependencia, si no quieren verse expuestos a una demanda que reclame al mediador una relación laboral. Éste podría ser el resumen de la ponencia que presentó Javier Torollo, abogado de López Rodó & Cruz Ferrer y profesor titular de Derecho del Trabajo en la UCM, en el Foro Adecose del pasado lunes.

Torollo advirtió del peligro que supone la relación contractual con el auxiliar-asesor y con sus contratos con las corredurías, por su posible laboralidad. En su opinión, con el auxiliar asesor podría pasar lo mismo que con el auxiliar externo que se creen dudas sobre si es un empleado. Presentó varias sentencias sobre este tema en las que unas veces se lograba reconocer la relación mercantil y otros se fijaba como laboral: “La frontera en estos casos es difusa”.

Para evitar denuncias, recomendó no facilitarle material, ni una mesa en la sede de la correduría, procurar que el 100% de su remuneración sean comisiones (aunque la ley permite un pequeño pago fijo mensual por gastos), no fijarle horarios, y, en general, no generar relaciones de dependencia. Sin embargo, si puede acudir a la oficina de la correduría a cursos de formación y para recibir indicaciones técnicas.

Otro problema que se presenta es cómo saber si es un trabajador autónomo económicamente dependiente de la correduría (la mayor parte de sus ingresos provienen de ella). Torollo dijo que es conveniente pedirle un escrito con sus ingresos para comprobarlo, pero Navaz le replicó que es probable que no lo contestaran. Torollo y Adecose trabajan en un modelo de contrato para auxiliares asesores que supere todas estas dificultades y de seguridad jurídica a las corredurías.