Aseguranza ha preguntado a varias instituciones cuáles son los principales riesgos para el seguro español y, por tanto, el conjunto de la sociedad. De la encuesta se extraen 3 riesgos principales: riesgos políticos; aumento de la frecuencia siniestral por la recuperación económica; y riesgos derivados de la tecnología y sus diferentes consecuencias (ciberataques, economía colaborativa, etc).

Muchos riesgos nos son nuevos. La diferencia es que sí varían sus implicaciones para el sector asegurador. Las amenazas causadas por el hombre son más relevantes y representan casi la cuarta parte de las pérdidas potenciales en todo el mundo, más que las catástrofes naturales. También hay riesgos llamados emergentes con un impacto creciente, como pérdidas financieras por ciberataques o pandemias, que ponen en alerta al sector asegurador mundial para trabajar y asegurar las pérdidas potenciales al tiempo que empresas y comunidades protegen sus activos y el crecimiento económico.

También se asumen como riesgos globales. Lo que cambia es la esencia de las amenazas y sus consecuencias. Algunos eventos meteorológicos extremos, en parte relacionados con el cambio climático, continuarán. Un tsunami, un terremoto, una plaga o la erupción de un volcán se seguirán produciendo. Pero lo curioso es que el hombre es el peor enemigo para sí mismo, porque son los riesgos provocados por el hombre los que más aumentan y los que dejan –y dejarán- las mayores pérdidas económicas y los mayores daños para las poblaciones.

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