Protección del expatriado, una responsabilidad más moral que legal para las empresas

Con la globalización, el número de expatriados está creciendo exponencialmente. Esto significa que las empresas se están abriendo a nuevos mercados pero también que están exponiendo a sus empleados a diversos riesgos. En este contexto, está adquiriendo importancia una práctica que en el mundo anglosajón se conoce como 'duty of care'. Quiere decir que la empresa tiene el deber de proteger a sus trabajadores desplazados a otros países de una manera integral, poniendo a su disposición todos los medios que estén a su alcance.

El primer paso es informar a los expatriados de los riesgos que pueden encontrarse en los países de destino y formarles para que tengan conocimiento de cómo se pueden prevenir, o en su defecto, para que conozcan cuál es el procedimiento de asistencia con el que cuenta la empresa. "Básicamente, el duty of care establece cómo se tiene que reaccionar ante un riesgo", subraya Javier Mollá, manager de Seguridad en International SOS para España y Portugal, durante la jornada "Perspectivas de riesgos en actividades internacionales en 2018", que organiza anualmente dicha aseguradora.

Obligaciones de la empresa

con el expatriado: informarle,

formarle y asistirle

Para ello, es necesario que la empresa informe al expatriado antes de viajar, le asesore durante su estancia en ese país cada día y, en caso de incidencia, le proporcione asistencia bien por sus medios o a través de alianzas con proveedores locales. "Hay que cubrir todas las fases del viaje del trabajador", indica Mollá, quien explica que las empresas que apuestan por el 'duty of care' tienen mejor reputación ya que suelen solventar los problemas casi de manera inmediata y satisfactoria. Esto lo valoran positivamente los empleados. Además, al estar continuamente informados, no pierden tiempo en analizar los posibles riesgos y se pueden centrar mejor en su trabajo, por lo que su estancia en un país extranjero es más eficiente para la empresa.

Mollá recomienda a las empresas que apliquen esta práctica. De lo contrario, pueden verse envueltas en procesos judiciales bastante costosos. "Algunas legislaciones internacionales reconocen ya el delito de homicidio corporativo, con responsabilidades tanto para la empresa como para sus administradores, cuando fallece un trabajador porque no se han tomado las decisiones adecuadas", advierte. Y pone como ejemplo la sentencia 1943/2012, del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que condena a una ONG a abonar una sanción de 351.000 euros.

Medidas de autoprotección

Miguel Ángel Vidal, secretario general de FEEX, ha enumerado una serie de recomendaciones para que las empresas garanticen la seguridad a los expatriados. "Es una responsabilidad legal pero también moral", reivindica.

En primer lugar, pide a las empresas que "tomen conciencia del riesgo implícito de ese determinado país" y consideren "cualquier problema como una incidencia". A continuación, sugiere que clasifiquen a los países en los que está presente la empresa por niveles de riesgo y fijen medidas de prevención para cada uno de ellos. Como el anterior ponente, habla de la obligación de informar de los riesgos y de las características del país al que se desplazará el empleado, ofreciéndole información de su cultura y de sus leyes. Insta a las empresas a "cuidar también de los familiares de los expatriados" y avisa a los trabajadores de que "no renuncien a las medidas de autoprotección que facilite la empresa", como la vigilancia privada, alarmas para sus viviendas y herramientas que utilizan un GPS con el objetivo de tenerles localizados para evitar secuestros. En resumen, solicita a las empresas que implanten una política interna de seguridad" y lo asuman "como una cultura, no como una práctica".

Riesgos globales para 2018

Preocupan Corea del Norte

los ciberataques y

el terrorismo yihadista

Según la web Control Risks, éstos son los principales riesgos a los que se puede enfrentar el mundo en 2018: incremento de la tensión entre la comunidad internacional y Corea del Norte, la proliferación de ciberataques a gran escala, el proteccionismo de EEUU, el recrudecimiento del conflicto entre Irán y Arabia Saudí, y la aparición de más regímenes populistas. Así lo ha anunciado el general Miguel Ángel Ballesteros, director del IEEE, quien ha añadido a la lista el terrorismo yihadista: "Es una amenaza global y va a seguir actuando aunque el número de muertos está en descenso".

Respecto a los conflictos internacionales, ha explicado que se van "pacificando" tras repuntar un 16% en 2011 tras las primaveras árabes. Si bien, reconoce que cada año aparecen nuevos en el 3,5% de los países.  

Principales riesgos sanitarios

En 2018, los brotes y las pandemias se han convertido en el principal riesgo mundial para la salud debido a las numerosas catástrofes naturales ocurridas en el pasado año, según Pedro Ortiz, director médico de International SOS. Continuarán el zika, el ébola, la peste en Madagascar, la viruela de los simios en Nigeria, el cólera en Yemen y la fiebre amarilla en Brasil. En relación a esta última, ha especificado que ya se ha adentrado en Sao Paulo y Rio de Janeiro, por lo que las autoridades están recomendando vacunarse a quien viaje al país.

Otros riesgos sanitarios son la contaminación ambiental; el auge de enfermedades no transmisibles ocasionadas por el tabaquismo, el sedentarismo y consumo de alcohol, drogas y grasas; y el empeoramiento de la salud mental, disparándose los casos de estrés en gran medida por el uso masivo de la tecnología ya que el empleado apenas desconecta al llegar a casa. También preocupan los avances tecnológicos (profusión de apps, inteligencia artificial y big data) y los cambios regulatorios (Ley de Protección de Datos).

Para Ortiz, "la mayoría de los riesgos que afrontamos son predecibles" por lo que pide a las empresas que pongan en marcha "planes de prevención y de respuesta".