El Seguro debe jugar un papel más importante en el desarrollo a largo plazo

En general "hay una mayor sensibilidad a los riesgos" y el papel del sector asegurador es contribuir al futuro. Javier de Agustín, consejero delegado de AXA, se mostró "un firme convencido del sector asegurador" y subrayó su apoyo al desarrollo a largo plazo, especialmente porque en un contexto como el actual, "nuestro papel se incrementa y debe ser mucho más importante".

La aseguradora ha organizado un encuentro para analizar la posición de España para salir de la crisis económica y si existen motivos para confiar en la recuperación. Precisamente, Javier de Agustín se refirió a algunas de las medidas planteadas el lunes por el candidato a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, sobre las que opinó que "van todas en el buen sentido". En el caso concreto del fin de las prejubilaciones, expresó que "es una buena cosa en términos generales" porque, apuntó, "creo que debemos trabajar más".

El directivo opinó que "no hay que dar tijeretazos" pero sí tomar medidas para eliminar las incertidumbres. Y en que "hace falta optimismo" y, en el mundo empresarial, "no dar bandazos, saber dónde ir y arrimar el hombro".

De Agustín, representante en España de AXA Research Found, presentó a Albert Marcet, director de la Cátedra AXA-Barcelona GSE de Riesgos Macroeconómicos, quien insistió en su visión optimista sobre el futuro y en que "hay demasiado pesimismo", pero "hay que esperar y si las cosas se hacen bien, podemos salir de la crisis". En España se han hecho muchas cosas y fuera se reconoce que se ha hecho bien, como la reducción del déficit, y hay que tener en cuenta que las exportaciones en los últimos tres años han crecido más que en otros países.

Tenemos una crisis financiera grave "pero la salida a esa crisis se está haciendo bien", pero a partir de ahí conviene actuar, acometiendo la reforma del sistema financiero y del mercado laboral. También se refirió a que se debe conseguir que los empresarios inviertan y para ello hay que reducir la incertidumbre, "y eso se logra con reformas que no se han hecho". En ese sentido, el nuevo Gobierno, lo que tenga que hacer, "que lo haga y lo mantenga cuatro años".

Entre las múltiples cuestiones que abordó aludió a que en el sistema financiero se podría "dejar caer algunas entidades" o crear "un banco malo, aunque el contribuyente pagaría mucho más". En cuanto al déficit, consideró que hay cierta obsesión y que es posible que no se cumplan los objetivos fijados para este año y el próximo, pero hay que tener en cuenta que algunas de las medidas aún no se reflejan en el déficit.

Propuso dos medidas para reducir el déficit fiscal en el futuro. La primera es contar con un consejo de política fiscal, un grupo de economistas académicos y expertos en administración pero independientes de los políticos; se trata de delegar cuestiones a los técnicos. La segunda medida consiste en institucionalizar la dependencia de gastos del Gobierno, es decir, los tipos de gasto que automáticamente aumentan en época de recesión, como el seguro de paro, "no ser más generosos cuando las cosas van mal, porque no se puede pagar cuando hay mucha deuda".

Resumió que "la crisis se podría acabar fácilmente si hay confianza en que va a acabar".