Los órganos reguladores de todo el mundo están adoptando ORSA (Own Risk and Solvency Assessment), que ha pasado de ser un requisito de Solvencia II a convertirse en un compromiso global sobre el riesgo para el futuro y para la gestión del capital, explica Towers Watson. A través de varios documentos la entidad detalla que algunos de los eventos mundiales recientes “dejan pocas dudas de que vivimos en tiempos turbulentos”, como la crisis global financiera, la primavera Árabe, sucesos meteorológicos catastróficos, etc. Todo ello evidencia que “muchas de las instituciones financieras más importantes están poco preparadas y son incapaces de anticiparse y adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes. Sin embargo, algunas empresas aprovechan la oportunidad para diferenciarse y crecer en tiempos de cambio, lo que demuestra que el riesgo no es siempre una amenaza”.

Desde su perspectiva, considera que es necesario prestar mayor atención a la evolución del perfil de riesgo de una empresa, que complementa las evaluaciones periódicas. Las empresas deben realizar evaluaciones periódicas del entorno operativo, cambiar el panorama de riesgos emergentes y cómo interactúan con su estrategia de negocio. Las empresas entienden su negocio mejor que nadie, incluido el regulador, por lo que la premisa de ORSA es que sea la entidad la que determine el enfoque óptimo.