“Cuando en EEUU cambió el modelo de asegurar el transporte marítimo de hidrocarburos, dejaron de tener mareas negras”, señala Albino Prada, profesor de Economía en la Universidad de Vigo, a La Voz de Galicia. Seguros de buques como el del Prestige no responden por todos los daños que puede causar una marea negra, lo que acaba influyendo en el hecho de que los barcos sean viejos, las revisiones se pasen con criterios discutibles o la tripulación no esté preparada. “Para que las prácticas del transporte marítimo mejoren radicalmente, la mejor manera es que el asegurado responda por todos los daños”, apuntó Prada. En el momento en el que ocurrió la catástrofe del Prestige, las compañías aseguradoras tenían un tope de 171 millones de euros, pero los estudios realizados tras el vertido en las costas gallegas elevan los daños a 1.543 millones, por lo que la compensación apenas llegará al 11 % de los daños estimados, un 17 % si se tienen en cuenta solo los reclamados (1.020 millones). La diferencia entre la cobertura del modelo americano y el resto del mundo es que la primera alcanza todos los daños.