Almunia ante los líderes del seguro: "Si Keynes viviera no sería keynesiano"

Ayer por la mañana se celebró en Barcelona el IV Encuentro de Líderes del Seguro en el marco de la XXXVIII Semana Mundial organizada por el Colegio de Barcelona. El encuentro tuvo lugar en el Esade Business School, y contó con la participación especial del comisario europeo Joaquín Almunia. Destacó durante su intervención que el euro se creo de una manera un tanto ingenua pero trajo muchas ventajas. "Las carencias durante los 10 primeros años no estaban encima de la mesa. Se hizo la unión monetaria pero con unos mecanismos fiscales que se rompían (Francia y Alemania rompieron las normas fiscales en 2003). Pero la pata de la unión económica no existía, estaba apuntada en los tratados pero en la práctica no existía. No existían dos instrumentos fundamentales: un presupuesto europeo para jugar el papel de estabilizador y no existía el Tesoro. Además, se iban creando fuertes divergencias en los déficits y mercados de empleo de los países del euro. Todo esto no requería la atención de los responsables políticos de entonces. Los estados miembros no estuvieron dispuestos a abordar estas carencias".

Recordó que entonces llegó la crisis. "En la primera parte, estos temas empezaron a debatirse pero tampoco seriamente. Solo se reacciona cuando llega la crisis de la deuda pública: La crisis griega fue una primera señal de alarma y a partir de entonces se empieza a reaccionar: todos los países y la propia Bruselas". En ese contexto se toman varias medidas, "como el mecanismo de apoyo financiero a Grecia y a Portugal. Pero no es suficiente y suenan de nuevo las señales de alarma cuando la crisis de la deuda se extiende a España e Italia. Se han tomado muchas medidas y empiezan a verse resultados positivos, por ejemplo, el buen comportamiento de las exportaciones. Al final, la situación hoy es que no es suficiente con soluciones parciales".

Supervisor único financiero

El comisario europeo aseveró que en esa situación de búsqueda de soluciones "hay consenso de que hay que ir más allá y a la vez se sigue respaldando la estrategia de ajustes que en su momento generará un crecimiento mucho más sólido. Ahora estamos en dos grandes iniciativas: crear una unión bancaria, con un mecanismo que financie las entidades en problemas en toda la UE, por eso se necesita un supervisor único financiero. Hay muchos detalles por discutir pero es urgente no solo para los bancos españoles, sino para los de otros países como Portugal o Irlanda. Puede que tarde 3 ó 6 meses más pero la urgencia política lo llevará a estar posiblemente antes de final de año".

Además del supervisor único financiero, "el nuevo sistema nos lleva a una necesidad de mutualización para saber cómo se financiará el sistema. Los países ricos no quieren firmar cheques en blanco, quieren saber a fondo qué están haciendo los países que necesitarán del fondo. Hay que ver también qué pasa con la coordinación de los fondos de garantía de depósitos de todos los países. Esta coordinación es muy difícil", añadió.

Almunia considera que todo esto llevará a buscar una política fiscal común y "no podemos confiar solo en la política monetaria. Las políticas fiscales no pueden basarse en posiciones no sostenibles o en el sálvese quien pueda".

"Pero no hay confianza como para que todas estas medidas sean capaces de generar crecimiento y los políticos miran más a las elecciones locales y acaban poniendo palos en las ruedas de estos vehículos. Otro elemento de tensión es el puramente político de control democrático. Estamos tomando decisiones de un calibre monumental, pero los ciudadanos no ven la necesidad de transferir soberanía a Europa. Sobre todo, porque no creen que las medidas en Bruselas tengan las medidas de control político que tienen en sus países. La solución de los problemas actuales requiere de mucho esfuerzo y discusión técnica. Hacen falta decisiones políticas de primer nivel y debemos saber profundizar en la búsqueda de una calidad democrática".

En su discurso observó también que "si no tuviésemos Europa y sus instituciones, en esta crisis de deuda los países en dificultades no habrían tenido salida. Si un país se va del euro, no encontrará un escenario mejor fuera. Las crisis de endeudamiento son muy difíciles y profundas. Si Keynes estuvieses vivo no sería keynesiano".

Añadió que "los ciudadanos europeos (que muchas veces son más listos que los representantes que eligen) quieren creer en líderes que den confianza, que no digan una cosa en la reunión del Consejo Europeo y luego en la rueda de prensa ante los periodistas de su país dicen los contrario". Pedir que haya más inflación en Alemania o el artículo de todas las semanas de Paul Krugman es muy fácil, pero Alemania tiene unos argumentos internos muy bien explicados, basados en su cultura y su sociedad", concluyó.