El Banco de España alerta: ligar las pensiones al IPC pone en cuestión el sistema de pensiones

El director general de Economía del Banco de España, Oscar Arce, se pone serio y alerta de que ligar el sistema de pensiones al IPC pondría en cuestión el sistema. Pide "reformas de calado" que impliquen hacer ajustes "tanto de los ingresos como de los gastos", según se recoge en el informe que acaba de presentar 'Envejecimiento y pensiones: situación, perspectivas y retos'.

Arce recuerda que el gasto en pensiones ha aumentado desde el 7,4% en 2007 al 10,6% en 2018 debido a la menor tasa de empleo y a la mayor tasa de dependencia y aumento de la pensión media. La tasa de dependencia seguirá aumentando en las próximas décadas con un 50% de población con edades superiores a los 65 años en 2050. Este escenario llevaría a un gasto entre el 7,6 y el 13,6 pp del PIB en esa fecha.

Tras las reformas de 2011 y 2013, el director general también recordó que se introdujeron dos nuevos factores para el cálculo futuro de las pensiones: el factor de sostenibilidad y el IRP, que han quedado paralizados en 2018 vinculando de nuevo las pensiones al IPC. "En ausencia de medidas adicionales, se estima que vincular nuevamente las pensiones al IPC aumentaría el gasto en, aproximadamente, 2 pp del PIB en el año 2030 y en más de 3 pp del PIB en 2050", señala en el informe.

Propuestas de reforma

Las principales propuestas para la reforma de las pensiones, según el Banco de España, debería centrarse en: la sostenibilidad financiera y social incorporando mecanismos automáticos que garanticen el equilibrio financiero del sistema; y en la contributividad, predictabilidad y transparencia, es decir, que los beneficiarios deben poder contar con información clara y detallada sobre sus obligaciones y derechos dentro del sistema para poder planificar con suficiente anticipación.

Oscar Arce, a través de su informe, también detalla el papel del ahorro privado. Señala que en España, en 2017, los activos de los fondos de pensiones privados alcanzaban el 13,6% del PIB (frente al 50% en la media simple de la OCDE) y sugiere que "un cambio en la composición del ahorro, desde activos inmobiliarios a activos financieros (más líquidos) podría contribuir en este sentido, especialmente, en la parte baja de la distribución de ingresos". Reconoce que "los incentivos fiscales al ahorro tienen un efecto limitado en la generación de nuevo ahorro" y se muestra favorable a un modelo de 'cuentas nocionales'.