La exposición excesiva y sin control a la radiación ultravioleta puede ser enormemente perjudicial para la salud. Según una investigación publicada en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, las personas que han sufrido quemaduras solares graves antes de los 20 años tienen un mayor riesgo de sufrir cualquier tipo de cáncer de piel. Concretamente, un 80% puede sufrir un melanoma y un 68%, un carcinoma de células basales y escamosas.

Por tanto, la clave está en la prevención y en la necesidad de aplicar correctamente el protector solar que más se adapte a la piel para evitar alteraciones cancerígenas a futuro, tanto en menores como en adultos. Con este objetivo, los expertos médicos de Cigna ofrecen las siguientes claves: valorar el fototipo (capacidad de la piel para asimilar radiación solar), tener más cuidado si se tiene una piel grasa, utilizar un protector solar mayor de 30, usar cremas con filtros minerales, apostar por protectores de amplio espectro para protegerse tanto de los rayos UVB como de los UVA, emplear maquillajes con protección solar, aplicar crema cada hora y media y después de cada baño, y proteger especialmente las partes del cuerpo más delicadas (brazos, manos, cara, cuello, tórax, abdomen, hombros, espalda, muslos, piernas, pies, orejas y nuca).