Corredor, ¿debes utilizar los datos de un presupuesto de un cliente de hace años?

La nueva realidad normativa sobre los datos que se implementó a finales del pasado año está generando muchos quebraderos de cabeza en el mundo empresarial, también en el sector asegurador. Ayer, durante la presentación del 2º cuaderno temático de Fecor, que en esta ocasión trataba precisamente sobre la protección de datos y su repercusión en la industria aseguradora, Jesús Jimeno, de DSG Abogados y autor del manual, señalaba que la norma tiene grises que pueden generar dudas sobre qué hacer con los datos.

Posteriormente al encuentro, en conversación con Aseguranza, detalló que lo fundamental es tener claro el interés jurídico para el que se recabaron esos datos. Indicó que en muchas ocasiones no se puede identificar los datos que se han conseguido de manera tácita y no tácita, con consentimiento o sin él. En estos casos, lo mejor es 'curarse en salud' y volverlos a solicitar. Otro punto es si se pueden diferenciar los datos guardados con un consentimiento como exige hoy la nueva norma: en este caso "podré seguir trabajando con ellos para el objeto o el interés jurídico para lo que lo conseguí". Una vez acabado este fin o para usar la información para otro objetivo, "ya queda fuera de la norma".

Presupuesto antiguo

Ahora bien, la pregunta sobre la que pivotó todo el debate en la jornada de la federación, es sobre qué pasa si un cliente pidió un presupuesto o me entregó una tarjeta de visita hace ahora un tiempo. Reconoce el experto que es una duda que genera la norma pero que se responde preguntando sobre la finalidad para la cesión de esos datos.

Si se recabaron los datos para una actividad de marketing o comunicar nuevas ofertas de seguros, "pues podré comunicar nuevas ofertas de seguros". Sin embargo, si el cliente únicamente ha pedido de manera expresa información para un seguro y para una actividad comercial concreta (un presupuesto), "parece que el interés jurídico terminará con ese presupuesto" o si finalmente adquirió el seguro por otro medio. La clave, explica Jimeno, "estará en determinar en qué términos se ha pedido ese presupuesto", si más a nivel información genérica o para una cuestión concreta.

Aseguró que hay mucho miedo a nivel empresarial con las consecuencias de no cumplir con la norma de protección de datos: "Lo cierto es que en el gris de la norma cuanto más cautos seamos, más seguros estaremos", dejó claro.

El experto aclaró que no sólo es cuestión de consentimiento expreso, también es una cuestión de actos. Así, si se está acostumbrado a hablar con un cliente sobre seguros y productos, aunque no haya un consentimiento expreso, "hay una acción que claramente indica un consentimiento"; aquí la clave es tener claro, nuevamente, definir el interés jurídico.

Oportunidad de negocio

El cuadernillo publicado por Fecor se divide en 6 apartados donde se señala el desarrollo de las tecnologías de la información, el ámbito jurídico de la protección de datos, las novedades de la norma, la RC que se deriva del reglamento, la diferenciación entre corredores de seguros como responsables o encargados de la protección de datos y unas conclusiones.

Más allá de fijarse en las posibles sanciones, Jesús Jimeno puso el acento en las oportunidades que esta norma tiene para el seguro en general y para los corredores en particular. Indicó que se necesitará una mayor gestión de riesgo por parte de las empresas como parte de la responsabilidad proactiva que se exige y los profesionales del seguro tendrán que dar respuestas a sus clientes.