Fundación Mutua Madrileña: La crisis aumenta los trastornos emocionales

El 40% de los españoles con trastornos psicológicos no recibe tratamiento alguno y, de los que sí lo reciben, se estima que tan sólo el 30% es adecuado para tratar los problemas que presentan. Esta es una de las principales conclusiones de las III Jornadas Emociones y Bienestar, patrocinadas por Fundación Mutua Madrileña, dirigidas por los doctores Antonio Cano, Itziar Iruarrizaga y Rafael Enríquez de Salamanca, y organizadas con la colaboración de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).

A lo largo de estas jornadas se ha debatido, entre otros aspectos, sobre el impacto de la actual crisis económica en los trastornos psicológicos de los españoles. Para los expertos, las personas en paro tienen más del doble de posibilidades de sufrir depresiones que aquellos que sí están ocupados. Además, los profesionales de la salud mental que han participado en las jornadas han constatado un aumento de los casos de trastornos emocionales como consecuencia de la crisis. Los problemas emocionales ya suponen el segundo motivo de baja laboral en España y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), serán la segunda causa de discapacidad en el mundo en 2020.

Los expertos también han destacado la escasa presencia de psicólogos en el sistema de salud público español (menos de 1 por cada 100.000 habitantes) y la excesiva prescripción de fármacos para tratar estos problemas, ya que España es el primer país del mundo en consumo de psicofármacos, con más de 100 millones de envases al año. Dos de cada 3 pacientes con trastornos emocionales son tratados por su médico de cabecera y sólo un pequeño porcentaje es derivado al especialista. Como ejemplo de los beneficios que podría traer consigo introducir tratamientos psicológicos en la atención primaria, en las jornadas se ha puesto como ejemplo el programa puesto en marcha en Inglaterra entre 2007 y 2009, por el cual el sistema público de salud británico contrató 5.000 psicólogos para tratar los trastornos emocionales en la atención primaria. Tras los buenos resultados obtenidos las autoridades han continuado con su aplicación pese al entorno generalizado de reducción del gasto público.