Sanitas en Demencia: los biomarcadores detectarán el Alzheimer en estadios iniciales

La II Edición Sanitas en Demencia se ha centrado en dar a conocer el uso de biomarcadores. Su empleo supone un importante avance al permitir un diagnóstico temprano de la enfermedad, incluso antes de que ésta manifieste sus primeros síntomas. Esto proporciona la posibilidad de ofrecer un tratamiento adecuado desde las primeras fases de la enfermedad para ralentizar su avance.

Dentro de este marco se ha debatido también sobre el papel de la genética en este tipo de enfermedades, los marcadores cognitivos para el diagnóstico precoz de las demencias y la aportación de la medicina nuclear o de la resonancia magnética en el diagnóstico de la demencia, entre otros.

La importancia de los familiares

Según los expertos invitados, la demencia debe ser una prioridad. "Todo el proceso debe estar centrado en el cuidado de las personas que sufren estas enfermedades", ha insistido Cristina Fernández García, neuróloga del Hospital Universitario La Moraleja de Madrid. "En este sentido desde Sanitas, empleamos terapias no farmacológicas, involucramos a las familias en el proceso asistencial y estrechamos los vínculos de los pacientes con la sociedad a través de comunidades locales y asociaciones de familiares afectados", explica la especialista en Neurología.

Durante esta II Edición Sanitas en Demencia se ha puesto en especial relieve la importancia de la labor que realizan los familiares de las personas que sufren algún tipo de demencia, ya que en la gran mayoría de casos, la familia es el  principal proveedor de cuidados en estas enfermedades y un familiar cercano suele ocupar la figura de cuidador.

Según el estudio conjunto 'El cuidador en España. Contexto actual y perspectivas de futuro y propuestas de intervención', realizado por la Confederación Española de Alzheimer (Ceafa) y Fundación Sanitas, el Alzheimer afecta a uno de cada cuatro hogares españoles. El perfil del cuidador en España es el de una mujer que atiende a su madre o padre afectado por la enfermedad. Residente en zona urbana, combina su condición de cuidador  de una persona dependiente con la atención a su familia. Más del 21% de los cuidadores familiares tiene más de 70 años y son jubilados que cuidan de su pareja. Debido a la avanzada edad media del cuidador, el estudio resalta que aumentan las posibilidades de que el cuidado ofrecido al familiar no sea el más indicado. Además "el mayor problema al que se enfrenta el cuidador es el deterioro de la propia salud. El síntoma que manifiestan con más frecuencia es el cansancio y la falta de fuerza física; el desánimo, la depresión y otros problemas de tipo físico, y todo ello sin olvidar la enorme carga emocional para el cuidador y su entorno, unido a las situaciones socio económicas que el Alzheimer genera", ha comentado la doctora Fernández.