La ley, un lastre para la flexibilidad del mercado laboral en plena 4ª Revolución Industrial

Mapfre y Deusto Business School han organizado el segundo encuentro 'Ageingnomics, oportunidad en la economía del envejecimiento', que se ha centrado en esta ocasión en el impacto del desarrollo tecnológico sobre el mercado laboral. Todos los ponentes se han mostrado optimistas, aunque con matizaciones: la adaptación de los colegios, universidades, administraciones y organizaciones es lenta, y la de la regulación aún más. 
 
Luis Garvía, profesor de Finanzas de ICADE/ICAI, asegura que estamos viviendo la 4ª Revolución Industrial, "algo parecido al invento de la imprenta, pero mucho más salvaje. Es un cambio espectacular. Las universidades y colegios no están adaptados, tampoco las administraciones, ni la legislación; arrastramos ineficiencias del sistema antiguo". En este nuevo contexto digital las empresas se enfrentan al reto de gestionar el talento. 
 
Elena Sanz, directora general de RRHH de Mapfre, asegura que "los robots y la automatización inteligente no van a sustituir a las personas, se van a encargar de las tareas más rutinarias dejando a los humanos las tareas más creativas que aportan más valor". Son las personas, de hecho, y su compromiso, la clave de la transformación a la que las organizaciones se tienen que enfrentar. 
 

Una de las restricciones más

importante viene del mercado laboral,

que no avanza al ritmo que

les gustaría a las empresas

Esos cambios, según explica, se producen a dos niveles. En primer lugar, la transformación de las propias personas que forman parte de la empresa bajo el paraguas de una transformación más amplia de los puestos de trabajo que tiene que ver con la automatización de los procesos de la compañía: los procesos más repetitivos lo dejan de hacer las personas para dedicarse a otras funciones. Por otro lado, hay que incorporar a la empresa personas con conocimientos nuevos, lo que no siempre es tarea fácil. Elena Sanz asegura que una de las restricciones más importante viene del mercado laboral, "que no avanza al ritmo que nos gustaría a las empresas". Considera que actualmente la regulación limita en relación a la flexibilidad laboral que se necesita en muchos casos.  

También anunció el lanzamiento de una iniciativa de intraemprendimiento, llamada Mapfre Innova, para promover la creatividad y el impulso de las ideas de los empleados y abogó por incrementar la colaboración con las universidades y escuelas de negocio, ya que actualmente no hay trabajadores suficientemente formados en las habilidades que la digitalización demanda.

Íñigo Sagardoy de Simón, presidente de Sagardoy Abogados, ha hecho hincapié en la otra fuerza que está transformando el mercado laboral de forma acelerada además de las nuevas tecnologías, el envejecimiento de la población activa. Considera que "al final todo confluye en que si queremos buscar soluciones y acomodar el cambio a la transformación es necesaria la flexibilidad y la apertura de miras; y hay tendencias que tristemente son difíciles de romper". Explica que la ley siempre va por detrás, lo mismo que las propias prácticas laborales y sindicales. Como ejemplo pone el caso de los VTC (Vehículos de Turismo con Conductor): "Los consumidores lo demandan, y la ley pone un freno".
 
También ha destacado que "cada cambio que se hace cuesta esfuerzo, y si encima hay un ambiente político sin consenso va a ser mas difícil

En España no hay nada

que incentive a retener

el talento sénior

. Al final, las propias empresas y los trabajadores tendrán que inventar su propio espacio para adaptarse a las necesidades del día a día". Explica, además, que la ley no contempla figuras de flexibilidad para trabajadores sénior, como la posibilidad de cogerse un año sabático para formarse y reciclarse. Además, advierte que en España en el momento de la contratación no hay nada que incentive a retener el talento sénior. 
 
En un mundo cambiante, la formación es básica
 
De hecho, muchas veces se considera que los mayores de 55 años ya pueden estar fuera del mercado laboral. ¿Qué pasa entonces? Antonio Ortega, consejero ejecutivo y director general de personas, medios y tecnología de Bankia, ha reflexionado sobre este asunto. Considera que en ese momento hay que plantearse qué se quiere hacer en la vida: desarrollarse profesionalmente o no: "Hay que tener un periodo de reflexión para despejar la mente. Y a partir de ese momento abrir los horizontes y salirte de tu sector tradicional. Que lo que más interese sea el proyecto y no estar en una zona de confort". 
 
Insiste en la importancia de la formación. "En un mundo cambiante, la formación es básica. Tendremos que ir a la universidad no sé cuantas veces, y tendremos que cuestionar muchas cosas. Los conocimientos interiorizados, que son dogmas para nosotros, hay que cuestionárselos". Pero nunca hay que olvidar las esencias que hay que mantener: el respeto a la persona, el foco en el cliente, la integridad en la gestión y el compromiso con el proyecto y el equipo. "Son los valores que no pueden cambiar, todo lo demás es accesorio. Y ahí creo que los mayores tenemos una cierta ventaja", comenta.
 
En la formación también hace hincapié Pilar Pons, directora de RRHH de IBM. Considera que hay muchos elementos que están influyendo en el trabajo: la demografía, la globalización, los nuevos comportamientos, y sobre todo la aparición de la tecnología disruptiva como la Inteligencia Artificial (IA): "El 100% de los trabajos se van a transformar. Hay que prever esa realidad que ya está aquí, y hay que invertir en la transformación de las capacidades de los empleados con los que trabajamos". 
 
Afirma que los profesionales tienen que estar en modo de aprendizaje continuo. "Tenemos que aceptar que nuestro desarrollo profesional no va a poder coexistir con la realidad de estar en nuestra zona de confort". Considera, además, que no puede ser un esfuerzo solo de las organizaciones y empresas, "tiene que ser en colaboración con el sector público, las universidades".