La magistrada Encarnación Roca "rompe moldes" también al ganar el Premio Pelayo 2018

El XXIV Premio Pelayo para Juristas de Reconocido Prestigio tiene en esta edición nombre de mujer. María Encarnación Roca Trías, magistrada en la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo y vicepresidenta del Tribunal Constitucional, se ha convertido en la segunda mujer en estos 24 años en recibir el galardón tras Mª Emilia Casas Bahamonde premiada en 2006.

El jurado, presidido por Landelino Lavilla, ha valorado la "brillante y fructífera trayectoria en el Derecho Civil y Constitucional" de Roca Trías a la hora de concederle el premio, que ha sido entregado por el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, en la tradicional ceremonia celebrada en el Casino de Madrid. 

José Boada, presidente de Pelayo, en su intervención quiso reconocer "la labor de los profesionales del Derecho que están contribuyendo a mejorar nuestra sociedad" y agradecer, un año más, al Rey Felipe VI el haber aceptado la Presidencia de Honor del premio.

El Premio Pelayo, señaló Boada, pretende "apoyar los valores constitucionales de nuestro estado de Derecho" considerando que la "Constitución es el marco resultante de un acuerdo colectivo que permite la convivencia en una misma casa común a todos los grupos sociales, todas las comunidades y todas las sensibilidades".  

En referencia a Encarnación Roca, destacó que "no solo es una jurista excepcional", sino que es "una intelectual polifacética que está dejando su impronta en muchos de los campos en los que se ha interesado a lo largo de su trayectoria profesional" y "una mujer que ha roto moldes a lo largo de su carrera profesional" y en la que destacan valores como "el compromiso, el esfuerzo, la constancia, la convicción, la valentía, la sensatez y la inteligencia".

José Boada reflexionó también en su discurso sobre el avance de la mujer en los últimos años y señaló que muchas mujeres como Encarnación Roca han ido abriendo paso y rompiendo techos de cristal. Roca es magistrada de la sala primera del Tribunal Supremo desde 2005, siendo la primera mujer en acceder al alto tribunal por el turno de juristas de reconocido prestigio y la primera mujer magistrada en la sala de lo Civil. También fue pionera al ser la primera catedrática de derecho Civil de España en la Universidad de Barcelona en el año 1978.

El presidente de Pelayo, agradeció su ejemplo no solo para las mujeres sino para todos "demostrando su excelencia profesional, personal y su calidad humana que representan los valores que compartimos y a los que aspiramos desde nuestra compañía".

"Una mujer libre e independiente"

Antonio Pau Pedrón, miembro del jurado y secretario general de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, realizó la semblanza de la galardonada a la que calificó como "una mujer libre e independiente cuya única brújula en su vida ha sido su conciencia ajena a cualquier influencia política o económica".

Pau Pedrón hizo un recorrido por su trayectoria vital claramente marcada por la profesional, donde ha sido ejemplo para muchas mujeres. Hizo hincapié también en su pasión por la música que en ocasiones incluso ha comparado con la interpretación jurídica ya que ambas disciplinas "requieren una técnica altamente cualificada para traducirla y hacerla comprensible al destinario", llegó a decir ella misma en alguna de sus ponencias como recordó el secretario general de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

Finalmente, Pau Pedrán destacó que "Encarna es una persona unitaria, sin dobleces, sin compartimentos estancos, sin ocultismos ni retorcimientos" que "entiende la vida y el mundo como un único ámbito, luminoso y compartible por todos", en clara referencia a su postura ante la situación que se vive en su Cataluña natal y en la que vivió gran parte de su vida.

Encarnación Roca Trías, en su discurso como galardonada, señaló que más allá de los elogios "lo primero es cumplir con mi deber". Agradeció a todos los que la han ayudado a lo largo de su carrera a llegar hasta aquí y se mostró firme defensora de los derechos humanos como "único elemento común al que todos los juristas y los jueces en especial, debemos atender".