La mujer recibe el 41% menos que el hombre en prestaciones privadas cuando accede a la jubilación

Si la mujer cobra de media un 30% menos, aporta un 20% menos a Planes de Pensiones (1.798 euros anuales, frente a 2.156 euros de los hombres), obtiene un 41% menos en prestaciones privadas y un 38% en la pensión pública y, además, vive 5 años más que el hombre, ¿cuál será su calidad de vida cuando se jubile? Es la pregunta que plantea el estudio ‘Impacto de las pensiones en la mujer. Jubilación y calidad de vida’, realizado por el Iese para VidaCaixa con la colaboración de la Fundación La Caixa, y presentado en Barcelona por Nùria Chinchilla (profesora del Iese Business School), Tomás Muniesa (vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de VidaCaixa) y Jaime Lanaspa (director general de la Fundación La Caixa).

El informe señala que el aumento de la esperanza de vida y la baja tasa de natalidad ponen en peligro la calidad de vida de las generaciones futuras y, en particular, de las mujeres. El sistema público de pensiones “perpetúa y amplía las desigualdades que se producen en el mercado laboral entre hombres y mujeres”, Además de una menor participación de las mujeres en el mercado laboral y de un menor tiempo de dedicación a un trabajo remunerado (12,8 años, la cifra más baja de Europa, que contrasta con los 43,4 años de los hombres), al tener que hacerse cargo del cuidado de los hijos pequeños y de los mayores dependientes, y de menores ingresos (el 77% del salario masculino), se está produciendo una “feminización de la vejez”.

El estudio hace 10 propuestas: Informar de la situación real de la futura pensión; no dejar la calidad de vida futura sólo en manos del Estado; complementar la pensión pública desde el inicio de la vida laboral; planificar la jubilación, sobre todo las mujeres que interrumpen su vida laboral por cuidad hijos y dependientes; que el Estado aporte la cotización de jubilación de las mujeres en caso de excedencias o reducciones de jornada mientras se dediquen al cuidado de hijos o dependientes; que el tiempo dedicado a la atención de hijos y dependientes compute como cotizado a la Seguridad Social para la pensión de jubilación; desgravación fiscal del coste de cuidadores familiares, guarderías y otros gastos siempre que se destine a ahorro para la jubilación; desgravación fiscal de la renta familiar de las aportaciones de ahorro para la jubilación del padre o de la madre mientras permanezcan cuidando a hijos o dependientes; revisar la pensión de viudedad para no cotizantes; y fomentar entre los jóvenes la cultura del ahorro a largo plazo.