La pandemia frena los desafíos mundiales a largo plazo

La pandemia ha incrementado las desigualdades sanitarias, económicas y digitales existentes desde hace tiempo y ha frenado los desafíos mundiales a largo plazo, como los medioambientales, según señala el Informe de Riesgos Globales 2021 desarrollado con el apoyo de la Junta Asesora de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial y con la colaboración de Marsh McLennan, SK Group y Zurich Insurance Group y sus asesores académicos en la Oxford Martin School (Universidad de Oxford), la Universidad Nacional de Singapur y el Wharton Risk Management and Decision Processes Centre (Universidad de Pensilvania).

En lo que respecta al acceso a la tecnología y a las aptitudes digitales, la brecha entre "ricos" y "pobres" corre el riesgo de ampliarse y poner en peligro la cohesión social. Esta situación afectará en particular a los jóvenes de todo el mundo, que se enfrentan por segunda vez en una generación a una crisis mundial, y podrían perder por completo cualquier oportunidad en la próxima década.

Las presiones financieras, digitales y de reputación resultantes de la Covid-19 también amenazan con excluir a muchas empresas y a sus empleados de los mercados del futuro. Si bien estas posibles desigualdades podrían provocar una fragmentación social para los estados, una perspectiva geopolítica cada vez más tensa y frágil, también obstaculizará la recuperación mundial si las medianas potencias no ocupan un lugar en la escena mundial.

Una vez más, los riesgos medioambientales dominan, en términos de impacto y probabilidad, de cara a la próxima década. Las fracturas sociales, la incertidumbre y la ansiedad harán más difícil lograr la coordinación necesaria para hacer frente a la continua degradación del planeta.

Por primera vez, el informe evalúa los riesgos en función del momento en que serán una amenaza. En  el plazo de 2 años se detecta una preocupación por la vida y los medios de subsistencia, entre ellos las enfermedades infecciosas, las crisis laborales, la desigualdad digital y el desencanto de los jóvenes.

A medio plazo (3 a 5 años), los encuestados creen que el mundo se verá amenazado por los riesgos económicos y tecnológicos inducidos, que pueden tardar varios años en materializarse, como el estallido de burbujas de activos, el colapso de las infraestructuras informáticas, la inestabilidad de los precios y las crisis de la deuda.

En los próximos 5 o 10 años dominan las preocupaciones amenazas existenciales  —armas de destrucción masiva, colapso del estado, pérdida de la biodiversidad y avances tecnológicos adversos—.

"La aceleración de la transformación digital promete grandes beneficios, por ejemplo, la creación de cerca de 100 millones de nuevos puestos de trabajo en 2025. Sin embargo, al mismo tiempo, la digitalización puede desplazar alrededor de 85 millones de puestos de trabajo, y dado que el 60% de los adultos todavía carecen de los conocimientos digitales básicos, el riesgo consiste en la acentuación de las desigualdades existentes", señaló Peter Giger, director de Riesgos del Grupo, Zurich Insurance Group. "El mayor riesgo a largo plazo sigue siendo la inacción ante el cambio climático. No existe una vacuna contra los riesgos climáticos, por lo que los planes de recuperación postpandémica deben centrarse en que el crecimiento se ajuste a los programas de sostenibilidad para volver a construir mejor".

"Las consecuencias económicas y sociales de la Covid-19 tendrán un profundo impacto en la forma en que las empresas interactúan con sus clientes y empleados mucho después de la difusión de la vacuna. Con la transformación de los lugares de trabajo de las empresas, surgen nuevas vulnerabilidades. La rapidez de la digitalización está aumentando de manera exponencial la exposición cibernética, la interrupción de la cadena de suministro está alterando radicalmente los modelos de negocio, y el aumento de los problemas de salud graves han acompañado el cambio de los empleados al teletrabajo", explicó Carolina Klint, Líder de Risk Management en Europa continental, Marsh. "Todas las empresas tendrán que reforzar y reevaluar continuamente sus estrategias de reducción de riesgos si quieren mejorar su resistencia a las crisis futuras".

"La pandemia de 2020 constituyó una prueba de estrés que sacudió los cimientos de las economías y sociedades de todo el mundo. La reconstrucción de la capacidad de resistencia a las conmociones sistémicas requerirá una financiación considerable, cooperación internacional y una mayor cohesión social. La capacidad de recuperación también dependerá del crecimiento continuo de la conectividad en todo el mundo, porque sabemos que las economías que se digitalizaron antes tuvieron un rendimiento relativamente mejor en 2020", comentó Lee Hyung-hee, Presidente, Comité de valor social, Grupo SK. "Sin embargo, para que el despliegue continuo de la tecnología 5G y de la IA emerja como un motor de crecimiento, debemos superar de forma urgente las brechas digitales y hacer frente a los riesgos éticos".