La Seguridad Social deberá incluir la dependencia: la gran contingencia del siglo XXI

La Seguridad Social siempre va estar en condiciones de pagar las pensiones, no va a quebrar jamás, lo que pasa es que no va a poder pagar pensiones como las de ahora, no serán suficientes. Pero el “reto formidable” a largo plazo es la cobertura: “a lo mejor tenemos que desprendernos de alguna cobertura, como la de viudedad u otra. Y habrá que meter la dependencia, que es la gran contingencia del siglo XXI”. Es la visión que ofreció José Antonio Herce, director asociado de Analistas Financieros Internacionales (AFI), en la XIII Jornada Financiera de la Mutualidad de la Abogacía. “Cada día me interesan menos las pensiones y más la longevidad”, puntualizó, porque debido a la mayor expectativa de supervivencia humana y los ajustes correctores sobre la pensión pública, “es un hecho que el sector público ha comenzado ya a transferir al ciudadano el riesgo de longevidad que hasta ahora asumía y en consecuencia estos se expondrán a no tener un nivel de ahorro suficiente para financiar su vejez”.

José Antonio Herce afirmó que el Estado tendrá que corregir los desequilibrios financieros e intergeneracionales, mediante el factor de sostenibilidad a partir de 2019. Los ingresos de los jubilados serán inferior, y en todo ese panorama está la responsabilidad de cada uno: ahorrar.

Planteó un último reto: ¿pagarán nuestros robots las pensiones?

¿Aumenta el riesgo de una crisis financiera?

Para Ignacio de la Torre, socio de Arcano, la mayor burbuja del bono soberano de la historia ha sido provocada por los bancos centrales; esa burbuja ha contagiado a muchos otros activos. Cree que las políticas monetarias heterodoxas están alcanzando sus límites y serán reemplazadas por las políticas fiscales. Pero transmitiendo un mensaje de tranquilidad afirma que “la demanda de bonos puede reducirse y la oferta aumentar; lo que podría hacer caer su precio y pinchar las burbujas una tras otra”, y el escenario central es el de una “paulatina relajación de burbujas, pero identificamos crecientes riesgos de una crisis financiera si el movimiento es rápido, debido a la paradoja de la liquidez”.

Su última conclusión es que “una crisis financiera no tiene por qué generar una crisis económica, como ya se observó en 1994”.