El sistema español de capitalización no cumple las recomendaciones de la OCDE

Pablo Antolín, jefe de la Unidad de Pensiones de Capitalización de la OCDE, presentó el último informe de la organización 'Pensions Outlook 2018'. Su primera conclusión fue clara: "el sistema español de capitalización no cumple las recomendaciones de la OCDE". Para lo que no cabe otra alternativa que mejorar su diseño. "En España hay que hacer una reforma integral", dijo.

El economista explicó en el seminario sobre Pensiones organizado por Inverco cómo la OCDE realiza este informe observando a los distintos países, debatiendo y haciendo una serie de propuestas de mejora. En este sentido, comenzó diciendo que uno de los grandes problemas de los sistemas es la confianza que generan. Reconoció que las reformas de los últimos años en la mayoría de los países – en España en 2011 y 2013- han "reforzado los sistemas" y han conseguido que "ahora estén mejor preparados".

Entre las propuestas que se plantean desde la OCDE, la mejora de los incentivos fiscales vuelve a destacar como en ocasiones anteriores. Tras evaluar el tratamiento fiscal de todos los países, se observa, explica Antolín, que en todos los países hay algún tipo de incentivo. Por regla general las contribuciones no pagan impuestos, pero sí se paga cuando se recibe la pensión (EET). En España el tratamiento es similar al de la mayoría de los países de la OCDE, aunque es uno de los países con los incentivos más bajos.

La Organización concluye así que los incentivos fiscales funcionan para fomentar el ahorro de cara a la jubilación, pero alerta de que las reglas no son siempre claras. Incluso en ocasiones dependen del Plan que se contrate, por lo que piden un tratamiento igual para todos los Planes. En cuanto al sistema EET, recomiendan no cambiarlo por la incertidumbre que causaría.

Otro de los puntos en los que se centra el informe 'Pensions Outlook 2018' es en recomendar ligar la edad de jubilación a la esperanza de vida, aunque matiza que la esperanza de vida varía en cada país y varía también en función del nivel socio-económico de los individuos, algo que se debería tener en cuenta.

Un tercer punto de debate, y que Pablo Antolín reconoce que ha suscitado importantes críticas desde España es el tratamiento de la pensión de viudedad. La mayoría de los países consideran "esencial" mantener las pensiones de viudedad que normalmente se pagan con cargo a los presupuestos, no como en España que se cargan a la Seguridad Social. El debate que se plantea desde la OCDE es si estas pensiones deben otorgarse para toda la vida o si, sin eliminarlas, sería más adecuado ajustarlas a la realidad y rediseñarlas. España es el país de la OCDE que tiene más personas recibiendo esta prestación, sobre todo mujeres que además tienen la esperanza de vida más alta del conjunto de su entorno. Además, el porcentaje recibido sobre el último sueldo, aunque está en la media, continúa aumentado en los últimos tiempos hasta llegar al 56%.

También el tema de los costes está siendo analizado por la Organización en colaboración con distintos reguladores. Entre las propuestas encontradas en algunos países figura poner un techo al coste o fijar un coste fijo y un coste variable en función del rendimiento del fondo.

Y sobre regulación incidió en que el marco regulatorio no debe tener injerencias de los gobiernos. "El gobierno establece la norma, pero luego debe dejarlo funcionar sin interferir", tal y como se hace en Reino Unido, eso sí, reportando al Parlamento.

Sobre el sistema de capitalización, Antolín señaló que no hay que olvidar que tienen algunas desventajas que pueden perjudicar al partícipe como el hecho de que no todos los fondos invierten correctamente, lo que puede llevar a pérdidas. Insistió además en el necesario conocimiento financiero para poder elegir el fondo más adecuado y en el hecho de que obliga al individuo a estar constantemente tomando decisiones.

"Lo que hemos aprendido observando a los diferentes países es que los individuos necesitan información transparente y homologada". "Sin información no se soluciona nada", la que hay que conjugar con incentivos fiscales y educación financiera.

Analizados los distintos países, el jefe de la Unidad de Pensiones de Capitalización de la OCDE reconoce que "no hay ningún sistema complementario perfecto" y sin duda aboga por mantener también un sistema de reparto "que permita la redistribución y cubra riesgos sociales".

Rediseñar el sistema de pensiones con cierta celeridad

En la jornada intervino también Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España, quien comenzó su intervención señalando que "necesitamos un rediseño del sistema de pensiones con cierta celeridad". La situación del sistema público no admite dudas y es evidente el desequilibrio entre ingresos y gastos, dijo. Además, no se trata de una situación puntual, sino de una situación estructural provocada entre otros factores por el envejecimiento de la población. Arce alertó además de que en los próximos años la incorporación de la generación de los Baby Boomers acrecentará el problema.

Valoró las reformas llevadas a cabo en España en 2011 y 2013, y mostró grandes dudas sobre cómo afectará la paralización de 2018 en la aplicación del factor de sostenibilidad al futuro. No introducir el factor de sostenibilidad subirá el gasto en 2050 en 3,4 puntos porcentuales.

En este sentido, pidió a los políticos "soluciones cuanto antes" porque confiar en la recuperación económica ya está demostrando que no es solución. De hecho, las nuevas incorporaciones al sistema entran con pensiones más altas que la media actual, con lo cual la pensión media se está incrementando progresivamente; confiar en la inmigración no es tampoco solución porque dijo "los inmigrantes también envejecen".

Apuesta por las cuentas nocionales

Desde el Banco de España, señala Antolín, no tienen una medida favorita para atajar el problema de las pensiones. "Tenemos claro que el reto es tan grande que hay que conjugar todas las medidas de las que se habla estos días". "Tenemos una visión pragmática".

Con todo, señala que la futura reforma de las pensiones debería sostenerse en dos pilares fundamentales: la sostenibilidad financiera y social, de tal manera que haya un mecanismo automático que garantice el equilibrio financiero del sistema; y mantener el carácter contributivo del sistema y hacerlo más transparente para lo que un sistema de cuentas nocionales de contribución definida podría contribuir en este sentido.