Incluir activos alternativos en la cartera reduciría la carga de capital un 12%

La prolongada situación de bajos tipos de interés está afectando a las aseguradoras. El impacto más evidente es la reducción de los ingresos financieros, que han menguado entre 2009 y 2017 un 28,9% en No Vida y un 23,2% en Vida. Pero no es el único efecto. En una jornada organizada por ICEA en colaboración con Amundi se ha presentado el informe 'Impacto de los bajos tipos de interés en las entidades aseguradoras'. Miguel Ángel Rodríguez, colaborador de ICEA, ha explicado que la situación es complicada porque los tipos bajos normalmente se dan en épocas de recesión, cuando la siniestralidad cae, circunstancia que puede compensar esta situación. Pero en la actualidad estos tipos en mínimos se están dando en la fase expansiva, cuando repunta la siniestralidad. 
 

El 20,3% de las entidades de

No Vida presenta resultados técnicos

negativos, porcentaje que sube

al 40,5% en Autos

Esta situación puede poner en peligro la rentabilidad de las compañías, lo que las obliga a tomar medidas, como, en el caso de No Vida, subir tarifas o restringir la suscripción, lo que en un sector tan competitivo como el asegurador podría traducirse en pérdida de cuota, "se trata de un efecto indirecto derivado de las políticas que adopte cada entidad para intentar controlar el margen técnico".

Las mayores dificultades las pasan las entidades que se financian con el margen financiero, ya que registran un resultado técnico próximo a cero o negativo, como ocurre especialmente en el ramo de Autos. A cierre de 2017, en el negocio de No Vida, un 20,3% de las entidades presentaban resultados técnicos negativos, un 40,5% en el ramo de Autos.

También en el caso de Vida un entorno de tipos bajos provoca un descenso de la demanda, en este caso porque los productos son menos atractivos. Ante esta situación las entidades han comenzado a adaptarse potenciando los Unit Linked, dejando de comercializar productos con rendimiento garantizado, garantizando tipos de interés menores, ofreciendo tipos de interés revisables periódicamente y ajustando la estructura de costes. 
 
Esta complicada situación obliga a las entidades a adecuar su cartera al contexto actual. A cierre de 2017, el valor de la cartera de inversiones del sector ascendía a 292.064 millones, de los cuales, el 73,8% estaba colocado en deuda pública y de empresas y otro 8,8% en depósitos y efectivo. Esta conservadora estructura ha provocado que la rentabilidad media pasara del 5,65% en 2012-2013 al 1,47% en 2016-2017. Urge buscar alternativas.
 
La situación es complicada porque Solvencia II orienta a las aseguradoras a seguir invirtiendo en activos seguros, especialmente en deuda 

La rentabilidad media de la cartera

ha pasado del 5,65% en 2013

al 1,47% en 2017

 

pública, mientras que el contexto debería favorecer que las entidades reajusten su cartera introduciendo activos de mayor rentabilidad y mayor riesgo. El informe de ICEA mide cuál sería el incremento del coste del capital que le supondría al sector seguir una política de inversión encaminada a mantener la rentabilidad media de la cartera en el 3,9% (moderada) frente a seguir una política de inversión destinada a mantener estable la estructura (política conservadora).
 
El resultado muestra que, en un escenario de un año, si se opta por una política de inversión moderada el consumo de capital se incrementaría en un 17,6% frente a la estrategia conservadora. Y si la política de inversión fuera arriesgada (encaminada a incrementar en medio punto porcentual la rentabilidad), el incremento ascendería al 24,9%. En un escenario a 3 años, los aumentos serían del 16,1% y 27,8%, respectivamente.
 
El panorama cambia si en la cartera se incorporan activos alternativos. En un escenario de un año, una estrategia de inversión moderada que incluya estos activos generaría un ahorro en el consumo de capital de un 12,7% frente a la misma estrategia que solo incluye activos tradicionales. El ahorro alcanza un 10,9% en una estrategia arriesgada. Similares porcentajes se darían en el caso de un escenario a 3 años. 
 
Estrategias para optimizar las carteras
 
Jean Sorasio, director de Negocio Asegurador de Amundi, considera que hay que incrementar la exposición a activos de riesgo, pero también destaca que esos activos son caros en términos de solvencia II: "No se puede aumentar tanto el retorno porque no se puede aumentar tanto el riesgo. Hay que incrementar la rentabilidad ajustada al riesgo".
 
Sorasio plantea varias estrategias que podrían ser interesantes. Una de ellas es monetizar la prima de iliquidez invirtiendo en el mercado inmobiliario, infraestructuras o private equity: el 60% de las aseguradoras europeas han aumentado la asignación a activos ilíquidos entre 2011 y 2016, y esperan seguir haciéndolo. Otra estrategia es la inversión en renta variable con protección, y otra más en Inversión Socialmente Responsable (ISR). En este último caso se puede, por ejemplo, reducir la exposición al riesgo climático descarbonizando las carteras. 
 
Francisco Carrasco, subdirector general de Seguros y Regulación de la DGSFP, recordó en la clausura de la jornada que se está revisando la formula estándar para el cálculo del SCR. Los objetivos que se persiguen son muchos. Entre ellos, eliminar los obstáculos injustificados a la financiación, en ámbitos como las infraestructuras o la ISR; simplificaciones y aplicación proporcional de los requisitos; eliminar inconsistencias técnicas (recalibraciones); reducir la excesiva dependencia del uso de los ratings; incrementar la coherencia regulatoria en el sector financiero o evitas ciclos procíclicos.
 
Esa revisión, que se debe llevar a cabo en diciembre de 2018 tras dos años de implantación de Solvencia II, está, según Carrasco, justificada. Entre otras cosas destaca que las cargas de capital se determinaron con una base de datos de 2009, "ha llovido mucho desde aquellos datos que se utilizaron para calibrar. Es necesario revisar si esas calibraciones necesitan ser retocadas". Destaca dos casos concretos, el riesgo de suscripción y el comportamiento de la curva libre de riesgo.