Grupo Aseguranza

WTW ha publicado el informe 'Meeting the challenges of the new risk landscape', en el que actualiza el panorama en el que se encuentra el sector energético, donde los gerentes de riesgos están haciendo frente a diversas amenazas tras el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, la inflación mundial, la transición energética y el cambio climático.

En dicho informe, se destacan que estos son los 6 nuevos retos a los que ha de enfrentarse el sector energético: la modelización, que puede apoyar a una industria que se enfrenta a este tipo de desafíos; la gestión de los riesgos físicos y de transición; el papel de los inversores en la transición energética; las posibles responsabilidades de los directivos derivadas del cambio climático; el impacto y la gestión de las crisis geopolíticas; y la introducción del hidrógeno como combustible para las turbinas de gas.

Además, en el informe se constata que los gerentes de riesgos deben afrontar además la adecuación al alza del valor de sus activos y de la perdida de beneficios. De hecho, los análisis de WTW muestran que lo que más preocupa a sus clientes es precisamente determinar una correcta valoración de los activos y de la interrupción de la actividad.

Otros aspectos relevantes en el marco de seguros del sector energético expuestos por el análisis de WTW son: el impacto de Rusia y la reducción CO2 ya que la mayoría de los aseguradores han eliminado los riesgos rusos de sus carteras, incluso reducido o eliminado la cobertura de las centrales de carbón y otros riesgos que consideran que emiten niveles inaceptables de carbono; la capacidad teórica del mercado asegurador mundial, que es de aproximadamente 3.500 millones de dólares en 2022; el aumento de la frecuencia de pérdidas que superan el millón de dólares, que están alcanzando máximos, por lo que el coste total de los siniestros se estima que igualará o superará los ingresos totales por primas en el sector de energía en 2022; y, como resultado del aumento de las pérdidas, se pueden esperar aumentos en la tarificación para todos los riesgos, excepto para aquellos riesgos históricamente rentables (sin siniestralidad) y que estén situados en zonas de bajo riesgo de catástrofes naturales.

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