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Los terremotos de Turquía y Siria, así como las tormentas (SCS) ocurridas en Estados Unidos han elevado las pérdidas por catástrofes naturales en el primer trimestre del año hasta los 77.000 millones de dólares. Esta cifra supone la más elevada en un inicio de año desde 2011, según el Q1 2023 Natural Catastrophe Report publicado por Gallagher Re.

De estas pérdidas, el seguro ha hecho frente a un total de 22.000 millones. De esta manera, la brecha de protección alcanza el 72% o un total de 55.000 millones.

El informe indica que el terremoto mencionó tuvo un coste de 45.000 millones y se prevé que las pérdidas aseguradas totales se aproximen a los 5.000 millones en lo que se trata de la mayor pérdida de la industria aseguradora en Turquía. Sobre este hecho, la aseguradora española Mapfre precisó durante su junta general de accionistas que el terremoto tendría un impacto en el grupo de más de 50 millones. Señaló que "se trata de una situación asumible dentro de las cuentas de la entidad.

Steve Bowen, director Científico de Gallagher Re, manifiesta que este terremoto "fue un duro recordatorio de las importantes vulnerabilidades que existen para la vida y la propiedad a causa de los eventos sísmicos". Apunta también que los sectores público y privado trabajan para desarrollar una sociedad "más resistente y adaptable al riesgo actual y futuro del cambio climático". Ante ello, menciona que "es imperativo que todos los tipos de peligros naturales, y no solo los peligros meteorológicos o climáticos, se consideren en las discusiones de planificación".

Añade el experto que los altos costes de este primer trimestre, incluidos inundaciones y tormentas eléctricas, estuvieron protagonizados por "brechas notables en la cobertura de seguros en territorios económicos desarrollados y emergentes". Explica que esto explica "la oportunidad continua de desarrollar herramientas y productos que no solo identifiquen o cuantifiquen el riesgo, sino que también realicen avances significativos para garantizar una protección equitativa para las comunidades de todo el mundo".

Futuro complejo

El informe también alerta sobre posibles consecuencias por el inicio de año más cálido. Indica que este 2023 se clasifica como el cuarto año más cálido en el 1T desde 1850. Una consecuencia de todo ello es la transición de La Niña a El Niño con temperaturas superficiales globales, así como un cambio en las precipitaciones globales y los patrones de ciclones tropicales.

Indica Bowen que "para la industria del reaseguro, El Niño trae un giro en términos de pérdidas físicas y potencial de impacto humanitario en todo el mundo". Agregó que El Niño se asocia con condiciones más cálidas y ello generará "mayor volatilidad en los patrones climáticos que pueden provocar inundaciones más prolíficas y sequías más intensas". Todo esto "ejerce una presión específica sobre los productos de seguros agrícolas suscritos o en desarrollo, además de un potencial de mayor frecuencia de ciclones tropicales en el este de Asia que puede generar mayores pérdidas regionales por catástrofes".

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