
Urge un nuevo paradigma normativo que permita compatibilizar pensión y actividad laboral
En un contexto marcado por el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, es necesario adaptar tanto el mercado de trabajo como el sistema de pensiones para optimizar el potencial del talento sénior en España. Esta es una de las conclusiones del informe 'Jubilación Flexible y Compatible' publicado por el Instituto Santalucía que ha contado con la participación de José Ignacio Conde-Ruiz, presidente del Foro de Expertos del Instituto y Jesús Lahera Forteza, catedrático de Derecho del Trabajo en la Universidad Complutense e investigador de Fedea.
Es cierto que en España hay algunas "excepciones" que permiten compatibilizar pensión y vida laboral. Actualmente, la legislación apenas permite trabajar y recibir la pensión simultáneamente, excepto si se trata de una pensión de incapacidad, y en 4 supuestos muy concretos que además no cuentan con ningún tipo de incentivo, sino todo lo contrario, tienen desincentivos que limitan su adopción:
Jubilación activa: persona trabajadora que se jubila, extinguiendo su relación laboral, y que va a compatibilizar, parte o toda, su pensión de jubilación y un trabajo remunerado por cuenta ajena o propia, en misma o distinta empresa, con las condiciones legalmente establecidas.
Jubilación parcial: persona trabajadora que, en las condiciones legalmente establecidas, se jubila gradualmente, previo pacto con su empresa, con un reparto proporcional entre pensión y salario, con jornada reducida, hasta la jubilación completa.
Jubilación flexible: pensionista jubilado que, en las condiciones legalmente establecidas, vuelve al mercado laboral, con un trabajo remunerado a tiempo parcial que disminuye proporcionalmente su pensión de jubilación.
Jubilación compatible con trabajo autónomo: pensionista jubilado que efectúa trabajos autónomos por cuenta propia en las condiciones legalmente establecidas.
Reforma de la legislación vigente
Dicho esto, los expertos proponen una reforma de la legislación laboral vigente para permitir la productividad más allá de la edad de jubilación y contrarrestar los desincentivos.
Para ello, propone una jubilación personalizada y flexible, con plena compatibilidad entre pensión y salario al alcanzar la edad de jubilación.
La plena compatibilidad beneficia a trabajadores, empresas, economía, Estado y Seguridad Social, enfrentando el envejecimiento de la población y la próxima jubilación de la generación baby boom.
El informe plantea dos opciones reformistas: modificar normativas o cambiar el paradigma legal y el sistema de pensiones.
El primer cambio que propone supone modificar el modelo legal a un nuevo art. 123 LGSS que permita la compatibilidad entre el percibo de la pensión de jubilación y la realización de trabajos por cuenta ajena o propia sin límite de ingresos y con el pago de cotizaciones solidarias determinadas cada año en la Ley de Presupuestos. A través de esta modificación, se crea una transición gradual hacia la jubilación completa y permite a los jubilados activos poder seguir trabajando con un porcentaje alto de la pensión o en su cuantía total.
Asimismo, José Ignacio Conde-Ruiz y Jesús Lahera Forteza explican que, en este modelo legal, el contrato de trabajo del jubilado activo o flexible "debería tener un régimen jurídico especial, sobre todo extintivo, sin costes indemnizatorios para la empresa contratante. Se podrá establecer un periodo de tiempo mínimo de preaviso al trabajador y a la empresa, para romper libremente la relación contractual, a modo de un desistimiento de cualquiera de ambas partes. Este contrato de trabajo se denominaría compatible y estaría sujeto a una regulación especial bajo el respeto siempre a la no discriminación por edad".
El segundo cambio que proponen se fundamenta en la necesidad de contar con un sistema de pensiones que, una vez eliminadas las trabas de incompatibilidad, permita la salida del mercado de trabajo de forma gradual y flexible, adaptándose también a la nueva longevidad.
Se trataría de un nuevo sistema de pensiones que otorgaría al trabajador mayor flexibilidad sobre su propio futuro, a la vez que contribuiría a la sostenibilidad del sistema de pensiones.
En definitiva, y frente a la realidad demográfica actual, es necesario avanzar hacia una jubilación cada vez más flexible y que permita adaptar la salida del mercado laboral a las preferencias de cada trabajador. Esto promoverá el empleo en el país y permitirá a los trabajadores mejorar sus rentas una vez cumplida la edad de jubilación, a la vez que se consigue un sistema de pensiones más sostenible. José Ignacio Conde-Ruiz y Jesús Lahera Forteza indican que "en este nuevo contexto del siglo XXI, está plenamente justificada la ruptura con el esquema clásico que separa en dos la etapa laboral y de pensionista, y el avance hacia este nuevo paradigma de la compatibilidad de rentas".
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