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02 de febrero
14:35 2017
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Carlos G. Touriñán, Julio Domingo,Carlos Novillo y Jesús Monclús

Los detectores de humos, básicos para prevenir muertes en los incendios

 “Un detector puede salvar una vida”. Así de contundente ha sido Carlos García Touriñán, director de Seguridad-Jefe de Bomberos de A Coruña y vicepresidente de APTB en la presentación del estudio ‘Víctimas de incendios en España 2015, elaborado por Fundación Mapfre. Un dispositivo electrónico cuyo precio oscila entre los 6 y los 20 euros y cuya instalación y mantenimiento es especialmente sencilla, es la mejor protección que podemos tener en el hogar frente a un incendio, ya que en el momento en que detecte humo en la vivienda se activará una alarma acústica que alerta del peligro. Este tipo de dispositivo también están adaptados para personas sordas con aviso luminoso y un suplemento vibratorio que colocamos debajo de la almohada por las noches.

Los detectores de incendios son obligatorios en Francia para todo tipo de viviendas. En España, la normativa sólo obliga a instalarlos en edificios de más de 28 metros, con lo que un gran parque de viviendas carecen de ellos. Concienciación, información y trabajo conjunto con las administraciones públicas para tratar de modificar la normativa y buscar alternativas se perfilan como objetivos fundamentales para extender su uso.

Una de cal y otra de arena

Según los datos del informe ‘Víctimas de incendios en España 2015’ presentado por Jesús Monclús, director de Prevención de Fundación Mapfre, España se sitúa entre los países del mundo con menos muertes en incendios en el hogar, con 3 muertos por millón de habitantes, muy por debajo de países de nuestro entorno como Bélgica o Francia con 6 muertes por millón, o Finlandia con 14. La prevención y la educación se constituyen como elementos clave para luchar contra este tipo de accidentes, pero también la implicación de las administraciones públicas y de la sociedad civil son fundamentales para lograr el objetivo cero.

El estudio con datos correspondientes a 2015 arroja una buena noticia con una reducción de fallecidos por incendio del 11,7%. Sin embargo, y a la espera de un estudio detallado, los meses de diciembre de 2016 y enero de 2017 han dado un vuelco a la tendencia a la baja mantenida durante los últimos años con un altísimo incremento del 50% respecto al mismo periodo del año anterior. “Estamos intentando entender este parámetro”, señala Monclús. “Las bajas temperaturas y las inclemencias atmosféricas son determinantes”.

Sobre la polémica de la “pobreza energética” y sus efectos sobre los incendios en el hogar, el director de Prevención se ha mostrado cauto, aunque sí reconoció que “la pobreza hace que se tenga menos esperanza de vida y los incendios no están ajenos a esta circunstancia”.

Perfil de las víctimas: Catalán, mayor de 65 años que vive solo

El perfil habitual de las víctimas de incendio es el de una persona mayor de 65 años que vive sola. Por comunidades autónomas, Cataluña es la que ha sufrido más siniestros, seguida de Extremadura y Castilla La Mancha. Un sábado de enero y en horario nocturno es el momento más peligroso y en el que se acumulan gran parte de los siniestros.

El origen de los incendios además suele tener su origen en el salón de la vivienda, por lo que es aquí el lugar más aconsejable para situar los detectores; seguido de dormitorios y cocina.

Entre las causas se han detectado como más habituales los descuidos con aparatos productores de calor, sobre todo braseros cuyo uso desaconsejan desde la Fundación; los incidentes producidos por sobrecarga en enchufes y los cigarrillos mal apagados.

En cuanto a las instalaciones eléctricas en las que inician un 20% de los incendios,  el mejor consejo es no sobrecargarla utilizando ‘ladrones’ y sustituirlos por regletas normalizadas.